Pintar de colores suaves la pared, escoger una iluminación cálida y utilizar tejidos naturales en cortinas y ropa de cama puede ayudarte a crear un ambiente acogedor, además de favorecer la salud de tu hijo.
Los bebés y los niños más pequeños necesitan dormir bastantes más horas que los adultos, siendo su habitación el espacio donde más tiempo pasan. A medida que van creciendo, la habitación de los niños pasa a ser una estancia más versátil y multifuncional, que incluye también una zona de juegos o de estudio, en la que pasan muchas horas. Por ese largo tiempo de permanencia, y porque los niños son más sensibles a las influencias del entorno, hay que intentar conseguir para ellos espacios especialmente acogedores y saludables. La selección de la composición de los tejidos, de la temperatura y de la luz adecuada ayudará a disponer de una calidad ambiental más favorable para la salud de los más pequeños.
Textiles
Conviene que sábanas, fundas de almohadas, pijamas y fibras textiles que vayan a estar en contacto con los niños sean de fibras vegetales, especialmente algodón 100%, a fin de evitar la molesta electricidad estática que se genera con el roce de las fibras sintéticas. Es aconsejable el algodón certificado de cultivo ecológico, ya que no contiene sustancias o aditivos químicos potencialmente tóxicos como por ejemplo el formaldehído. Para los tejidos no ecológicos, una práctica saludable es hacer un primer lavado de sábanas y prendas de vestir con jabón neutro y antes del primer uso. Así se reducirán, en más del 90%, los compuestos orgánicos volátiles que contienen los tintes y aditivos.
Colchón
Parte del buen descanso –sano y reparador– reposa sobre la elección de un colchón adecuado. Además de ser cómodo y ofrecer una buena ergonomía (ni muy duro, ni muy blando), debe facilitar la transpiración corporal. Son buenas opciones los colchones con núcleo de látex y fibras de coco, especialmente los que, en una de sus caras, incorporan un acolchado de algodón –fresco e ideal para el verano– y un acolchado de lana natural en la otra cara, siempre más cálido y perfecto para el invierno y las épocas más frías. En cuanto a la funda y el forro protector del colchón, es recomendable que sea de algodón y fibras naturales, por su mejor transpirabilidad y ausencia de elementos sintéticos.
Un consejo: evita los elementos metálicos en el colchón y también en la cuna o el mueble de la cama.
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